EUROPA
PRESS
5 marzo
2019
Una
proteína plasmática puede ser prometedora para hacer andamios para curar
heridas
Investigadores en Alemania han empleado
una proteína plasmática que se encuentra en la sangre para desarrollar un nuevo
método para hacer andamios de tejido para curar heridas. El nuevo andamio del
equipo se puede unir o separar de una superficie, ya sea para estudios de
tejido in vitro en laboratorio o para aplicaciones
directas en el cuerpo. Su descubrimiento, publicado este lunes en la revista 'Biofabrication', podría ser extremadamente útil para su uso
futuro en la curación de heridas y la ingeniería de tejidos.
La autora principal, la profesora Dorothea Brüggemann, de la Universidad de Bremen, dice: "La
proteína que utilizamos se llama fibrinógeno. Es una glucoproteína
extracelular que se encuentra en el plasma sanguíneo y desempeña un papel
importante en la curación de heridas al unirse en una red fibrosa para formar
una matriz provisional extracelular (ECM, por sus siglas en inglés) que ayuda
con el cierre de la herida".
Debido a sus interacciones moleculares versátiles, el
fibrinógeno a menudo se procesa en hidrogeles y
andamios fibrosos para aplicaciones de cultivo celular e ingeniería de tejidos
in vitro. Sin embargo, las formas existentes de hacer
esto, como el electrospinning o la preparación de hidrogeles de fibrina, utilizan disolventes orgánicos,
campos eléctricos elevados o actividad enzimática, que cambian las estructuras
moleculares o las funciones de proteínas nativas del fibrinógeno.
Para resolver esto, el equipo quería averiguar si podían
desarrollar una manera simple y bien controlable de hacer andamios
tridimensionales mientras retenían las propiedades del fibrinógeno. "Por
primera vez, pudimos ensamblar fibrinógeno en andamios densos y
tridimensionales sin utilizar altos voltajes, solventes orgánicos o actividad
enzimática. Nuestro proceso de biofabricación se
puede controlar simplemente ajustando el fibrinógeno y la concentración de sal,
y el rango de pH ", detalla Brüggemann.
Las dimensiones de los andamios alcanzaron diámetros en el
rango de centímetros y un espesor de varios micrómetros. Con 100 a 300 nm, los diámetros de las fibras autoensambladas
estaban en el rango de fibras de ECM y fibras de fibrina en coágulos de sangre
nativos.
"Esta nueva clase de nanofibras
de fibrinógeno tiene un gran potencial para diversas aplicaciones biomédicas.
Por ejemplo, en estudios futuros sobre coagulación sanguínea, nuestras nanofibras de fibrinógeno inmovilizadas podrían
proporcionar una plataforma in vitro valiosa para la
selección inicial de medicamentos. Será muy interesante estudiar la interacción
de los fibroblastos y los queratinocitos con nuestros
andamios de fibrinógeno independientes", concluye Brüggemann.